15/6/07

Hoy es el día "D"

Esta tarde me reuniré con mi cirujano, quien definirá el día de la operación y la magnitud de la resección colónica.
Para ello, cotejará todos los estudios realizados hasta el momento (fundamentalmente la Tomografía y la vídeocolonoscopía), y el resultado de los últimos análisis sanguíneos, que retiraré un par de horas antes de la consulta.

Además de lo que se solicita de rutina para un prequirúrgico (coagulograma, grupo y factor sanguíneo, etc.), me pidió dos estudios: CEA y CA 19-9, que son sustancias conocidas como "marcadores tumorales", esto es, sustancias que suelen aparecer en cantidades mayores que las normales en sangre y orina, y son producidas por el propio tumor o por el organismo como respuesta a la presencia de cáncer y también de algunas otras enfermedades benignas no cancerosas.

En algunos tipos de cáncer, los niveles del marcador tumoral reflejan la extensión o estadío de la enfermedad.

El uso principal de los marcadores tumorales es evaluar la reacción del cáncer al tratamiento y controlar la recaída. Los científicos continúan estudiando el uso de estos marcadores tumorales, así como su papel potencial en la detección y diagnóstico temprano del cáncer.
El antígeno carcinoembrionario (CEA) normalmente se encuentra en cantidades pequeñas en la sangre de la mayoría de las personas sanas, pero puede elevarse en personas que tienen cáncer o algunas enfermedades benignas. El CEA se utiliza principalmente para controlar el cáncer de colon y recto, sobre todo cuando la enfermedad se ha extendido y ha producido metástasis.

El CA 19-9 es una glicoproteína que inicialmente se detectaba en pacientes con cáncer colorrectal, pero también se ha encontrado en pacientes con cáncer de páncreas, estómago y de conductos biliares.
El cáncer colorrectal representa el 13% respecto al resto de enfermedades neoplásicas malignas, siendo el responsable de hasta un 10% de los fallecimientos por cáncer.
La supervivencia global a los cinco años del cáncer colorrectal es del 50%, sin embargo estos datos se verán radicalmente modificados dependiendo de la extensión de la enfermedad maligna.
La supervivencia será del 90%, si sólo existe afectación local, disminuyendo considerablemente hasta 58 y 5% si existe metastatización regional y a distancia respectivamente.

La existencia de micrometástasis de células neoplásicas colorrectales en un estadio precoz de la enfermedad y supuestamente de buen pronóstico, permite que la evolución del enfermo sea mala incluso una vez realizado tratamiento quirúrgico con intención curativa.
Hasta un 30% de enfermos con cáncer colorrectal sin metastatización ganglionar fallecen por recidiva de la enfermedad. Son enfermos que en el caso de presentar localización cólica, no se benefician de tratamiento adyuvante. Aproximadamente un tercio de los enfermos con cáncer colorrectal sin metastatización ganglionar recidivan debido a la existencia de micrometástasis no detectadas con los métodos histológicos habituales.

La detección de estas neoplasias colorrectales de gran agresividad haría posible una terapia más agresiva con intención curativa. En este sentido, la medición de CEA , CA 19-9, y catepsina B entre otros, también se utilica para analizar la evolución de estas enfermedades y sus posibles recidivas.

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