6/1/09

Se termina el recreo…

Escenario al Aire Libre "Jaime Barylko"
Centro Cultural Pueblo Blanco de Punta del Este


Desde marzo de 2008, en que terminé los seis meses de quimio, me tomé un prolongado recreo, que aproveché para escribir bastante (un libro sobre formación docente, y una novela que está en busca de su editor), para viajar (aceptando las invitaciones a Ecuador y España para dar sendas conferencias en dos congresos mundiales de educación), y para seguir sacando fotos (un hobby que retomé y que me ayudó a sobrellevar los efectos no deseados del tratamiento).

Enero es el último mes “de recreo”.Un mes para pasarla lo mejor posible, para descansar en las medida de mi genio (por lo pronto, tengo que atender la galería de arte, y hacer doce presentaciones de libros, entrevistando a sus autores).


Aquí, entrevistando a Jorge Lanata


En febrero, inexorablemente, deberé seguir el tratamiento quimioterápico. Tendré que hacerme previamente una ecografía hepática, y quizás una tomografía, pero a juicio de mi oncóloga, los niveles tan elevados en sangre de los marcadores CEA y CA-19 indican que existe actividad tumoral evidente, y que hay que seguir el combate.

Yo me siento bien, salvo los problemas digestivos que vengo experimentando esporádicamente desde fines de julio, luego de que me internaran por una severa disminución del potasio.

Yo los atribuyo a un tema de motilidad intestinal, alterada por la extirpación quirúrgica de medio colon y de parte del íleon (última porción del intestino delgado), pero eso no explica que los marcadores tumorales den tan altos. Es cierto que hay “falsos positivos”, pero de cualquier modo, los niveles son demasiado altos, y han ido en franco ascenso en estos últimos 10 meses.

Para quienes recién se “enganchan” a este blog pretendidamente didáctico – y no desean leerlo íntegro – les cuento que en la operación realizada en junio de 2007, me extirparon dos tumores de colon: uno en el ángulo hepático que obturaba la luz intestinal, y otro más pequeño, en la confluencia del ileon con el colon ascendente.

También el Dr. Ricardo Franzosi me extrajo 16 ganglios, dejando algunos sin resecar porque estaban en ubicaciones de difícil acceso quirúrgico.

En los estudios anátomo-patológicos posteriores, ningún ganglio mostró signos ser neoplásicos, sino hiperplásicos, esto es, estaban inflamados, pero no tenían metástasis.

Lo único que quedó fue entonces este grupo de ganglios retroperitoneales inflamados, y unas manchitas sospechosas en el hígado, que podrían ser metástasis, o signos de esteatosis hepática (“hígado graso”). Por seguridad, me iniciaron un tratamiento quimioterápico por vía sanguínea, para lo cual me colocaron un aparato subcutáneo (el porta-cath) a través del cual me colocaron la medicación. El porta-cath está bueno porque la medicación es muy agresiva para el sistema venoso periférico. Al estar conectado por medio de un cateter directamente a la vena cava superior, evita tener que estar pinchando tan seguido las venas de las extremidades superiores, con las consiguientes irritaciones, flebitis, etc. (Ver en este enlace)

Y bueno... Se viene otra tanda de seis meses de quimio... Como dicen los chilenos: "Es lo que hay". A mal tiempo buena cara. Es sabido que ésta es una guerra sin cuartel, contra un enemigo ladino y mañoso, y estar de buen ánimo es fundamental para ir ganando batalla tras batalla...





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